domingo, 28 de marzo de 2010

Un poco por aprender

Primero debo mencionar el festejo del cumple del lalito en la bandida... Hacia muchisimo tiempo que no iba a un antro, jaja siguen sin gustarme mucho pero me la pase genial, estar en compañia de los amigos de toda la vida es incomparable...

Bueno... Hoy platique con mi vecino...
El es un vivo ejemplo de que Dios podra dejar que te tropieces, pero jamas te dejara en el suelo...

Hacia unos años, el consiguio un empleo dando servicio a los telefonos publicos de monedas. Comenzo a ganar su buen dinerito, y ya no era extraño ver camiones afuera de su casa entregando la TV nueva, la nueva sala, el nuevo refri... En fin, su vida economicamente estaba prosperando.

Un dia, un idiota se pasó un semaforo en rojo, e impacto un automovil. En ese auto, viajaba mi vecino.

Los doctores dijeron que tal vez no podria volver a caminar, la empresa no respondió por el a pesar de que se encontraba trabajando cuando ocurrio el accidente, y tuvo que vender todo lo que tenía para poder pagar sus tratamientos.
Decidió rentar su casa ya vacía para sacar un dinerito y se fue a vivir semiparalitico a casa de su mama. Los nuevos inquilinos nunca le pagaron una renta.

Afortunadamente, la vida le volvio a sonreir. Hace como tres meses que regresó a vivir aqui. Sus tratamientos surtieron efecto y aunque quedó lastimado de su espalda de por vida, camina como si nada y consiguio un buen empleo.
Su casa esta aun vacía, solo tiene las camas, el refri que acaba de comprar y un televisor nuevo que por cierto me presumió.

Recuerdo su semblante triste y desesperanzado el dia que se fue de aqui, y ahora veo la sonrisa de su cara al ver que todo empieza a ir mejor.

Algo que aprender.. Dios aprieta pero no ahorca, y no importa que tan bajo caigas, siempre habra oportunidad de levantarse...

Leito Roots.

jueves, 11 de marzo de 2010

Lunes Salado y el Pilón

Iniciaba una bonita semana, nada extraño y nada diferente.

El despertador de mi celular sonó a las 5:45 a.m. en punto. Quién pensaria que sería la última vez que lo escucharía.

Con el correr de la saliva todavía dibujado en mi mejilla, y los ojos entreabiertos lastimados por la luz emitida por el foco de mi recamara, entre a la regadera y ese fue el despertar de tan extraña semana...

Camino a la escuela, algo se rompió. El automovil se apagó y hasta el día de hoy no ha vuelto a ser prendido.

Apurado por el examen que mi hermana presentaría esa mañana, corrí algunas cuadras hasta llegar un banco que no era el mio, pero que me sacaría del problema. Quién diría que sería la última vez que utilizaría esa tarjeta.

Ella viajó en taxi hasta el colegio, la grua tuvo que hacer su trabajo y yo, tuve que caminar hasta la escuela esa mañana.

Descubrí que frente a mi, había un cajero automático que, de haberlo visto antes, me hubiera evitado una larga carrera y una jugosa comisión.

Durante las clases todo transcurrió normal. Durante el trabajo también.

Bendita la hora en que decidí ir a casa. Con un enorme libro de circuitos eléctricos, que bien se podría hacer pasar por Biblia, comenze mi tan conocido viaje en la ruta 69. Mientras leía acerca de la corriente senoidal, platicaba vía SMS con mi amada.

Quién diría que aquel sería el ultimo mensaje.

Baje del autobus aquel, y solo Dios sabe por que el telefono celular esta vez no se quedo en mi bolsillo.

El buen samaritano no apareció esta vez, decidió apagar mi celular y ahí terminaron 2 años y medio de comunicación continua con ese aparato.

Martes por la mañana: El examen de circuitos no tenía nada de lo que había estudiado.

Miercoles por la tarde: La tarjeta de debito jamás aparecio en mi cartera. Tuve que cancelarla, y después de hacerlo, y solo hasta entonces, di con su paradero.

Lunes salado y el pilón. Hasta hoy, q semana tan rara, empezando por ese lunes lleno de sal. Aun así, nada me ha quitado la sonrisa.